Con garbanzos secos hay múltiples maneras de realizar estas deliciosas croquetas que puedes acompañar con salsas y otras hierbas frescas
El faláfel es toda una exquisitez de la comida árabe. Si tienes la oportunidad de disfrutar una deliciosa cena fuera de casa, no dejes de pedirlo para que vivas esta sensación de sabor. Durante años se ha mantenido como una receta a base de garbanzos, al mejor estilo de una croqueta, aunque en algunas zonas utilizan harina de garbanzo o los elaboran con habas.
Todavía no se ha especificado el origen de su preparación, pero se cree que comenzó a elaborarse en La India, donde se servía con pan y con especias. Ahora, es un complemento popular en occidente, pues se ha afianzado su consumo en todos los países.
En algunos restaurantes suelen servirlo con salsa de yogurt o con hummus, mientras hay otros que lo prefieren como bocadillo o en sándwich. En Internet encontrarás muchísimas recetas, si prefieres elaborarlo en casa, pero te daremos una serie de recomendaciones para que tu plato quede perfecto.
Machaca los ingredientes para que conserven su sabor, para ello, utiliza un robot o ayudante de cocina. Las verduras son un excelente acompañante, sírvelas al vapor. Es preferible que escojas garbanzos secos, déjalos en remojo y cocínalos en lugar de usar los que vienen en lata, porque tienen mucha agua y no saben igual.
Ingredientes para complementar el faláfel
Además, trata de hacer una buena selección de hierbas, que sean de calidad, porque es lo que añade ese sabor único. Los árabes utilizan mucho las especies, si decides utilizar comino o cilantro, es más que suficiente. El pan de pita no puede faltar (pan de kebab) y una salsa para acompañar, considerando que el garbanzo suele ser seco.
El yogurt o la salsa tahini, elaborada con sésamo otorgan el toque ideal. Para una receta sencilla, necesitarás 300 gramos de garbanzos, 3 cebollas medianas, un par de dientes de ajo, pan rallado (una taza), una rama de perejil, una rama de cilantro, aceite de oliva, levadura, pimienta, comino y sal.
Preparación
Lo primero que debes hacer, es hidratar los garbanzos, colócalos en un recipiente con agua y déjalos allí de un día para otro. Luego retira el exceso de agua y tritúralos, añade lentamente el cilantro, la cebolla, el perejil, el ajo picado, más un toque de comino, pimienta, levadura y sal. Mezcla muy bien todo hasta que quede como una pasta uniforme.
Después amasa hasta conformar una bola y déjala reposar en otro recipiente, cúbrelo con una lámina de plástico. Espera unas horas y procede a efectuar el faláfel, dándole forma, haciendo bolas para que queden como una croqueta, aplanándolas con sutileza. Hazlas pequeñas para que sean fáciles de untar en la mesa.
Por último vierte suficiente aceite de oliva en un sartén y sumerge los faláfel. Antes, recuerda pasarlos por pan rallado para que queden crujientes. Freírlos te tomará un minuto, pero el aceite debe estar bien caliente. Al estar listos, retíralos del sartén y déjalos en papel absorbente para drenar los restos de aceite. Cuando se enfríen, sírvelos con la salsa de yogurt.
Si deseas complementar con algo más, prepáralos como acompañante de una deliciosa Shawarma. Cuando domines la técnica, tus faláfel quedarán muy sabrosos. Otra manera de servirlo, es como complemento de vegetales y en 40 minutos, tendrás la mesa servida. La ensalada también queda genial, en especial la de remolacha con tomate. Particularmente, hay quienes le añaden un poco de limón y lo mezclan con la harina.
El secreto es dejarlos en el sartén hasta que queden dorados, pero si prefieres hacerlos en el horno para que sean más saludables, adelante, es válido. Sólo recuerda rociarlos con una pizca de aceite para que se doren. Hay tantas maneras de comer faláfel, que puedes agregar arroz o pollo.