El joven madrileño de origen surcoreano brilla en escena, tocando el violín para dar a conocer su historia personal

Cuando muchos se preguntan por qué la vida se tornó tan cruel para Aaron Lee, merece la pena conocer un poco más sobre sus experiencias. En diversas ocasiones, este personaje dio a conocer su infierno personal, marcado por la tortura y la homofobia.

Con tan sólo 15 años de edad, decidió que fallecería a los 30, así que en ese momento, se encontraba en “la mitad de su vida” y ya pensaba en planear su futuro, porque asumía el día a día como si tuviera un contrato que pronto expiraría. Al respecto, comentaba que no pensaba en suicidarse en lo absoluto, pero al pensar que sólo le quedaba la mitad de sus años, lo mejor era vivir con mayor intensidad.

Sus padres son una pareja de músicos surcoreanos. Lee nació en Chamberí, pero sus progenitores decidieron ofrecerle un futuro brillante en Europa, con la intención de que culminara con éxito sus estudios. Su padre era un pastor evangélico que tenía en mente para su hijo grandiosos planes, por lo que eligió su nombre, que en hebreo, se traduce en “fuerza y luz en las montañas”.

Un talento excepcional

A los 4 años aprendió a tocar el piano y cuando cumplió los 9, ya era todo un experto con las melodías del violín, gracias a las enseñanzas de los expertos Ala Voronkova y Manuel Puig. Desde siempre, se supo que su destino era convertirse en un excelente violinista, por lo que se sentía realizado. Lee fue el más brillante de su clase, asistía juiciosamente con sus padres a la iglesia y les obedecía en todo…

Destino inesperado

Cuando estaba próximo a cumplir 17 años, justo en la primavera del 2005, anotó en su diario que le quedaban 13 años de vida. Le gustaba un chico y en efecto, reconoce que es gay. En privado logra salir del clóset, mientras continúa con sus actividades cotidianas.

Un día, organizaron una gran cena en su casa y Lee interpretó un pasaje de Tchaikovsky. En ese momento, su padre lo interroga al observar un número telefónico recurrente en la factura. Preocupado por saber si era “una niña”, comienza el interrogatorio y al sentirse en confianza, Lee le confiesa a su familia que es gay, desatando todo un infierno que inició con terapias, prohibiciones, gritos y golpes.

“Soy quien Soy”

Cada uno de estos dolorosos momentos, Lee los revive en su libro Soy quien Soy (2020). Por convertirse en fuente de inspiración, al elevar la voz de muchos excluidos, parte de su vida ha sido mostrada en obras de teatro. Al revelar su inclinación sexual, su vida quedó marcada para siempre.

Castigo implacable

Su padre lo llevó a Seúl con el pretexto de estudiar con un profesor reconocido de violín llamado Kim Nam Yun, pero en su lugar, fue llevado a la isla de Ulleungdo, ubicada entre Corea y Japón, lugar donde lo encerraron en una celda de un metro ochenta por tres, entre fuertes muros de cemento.

Con la intención de obligarlo a cambiar de actitud, le quitaron su pasaporte, su teléfono móvil, sus boletos de viaje y por último, su computadora. Tan sólo lo dejaban salir a una base militar para entrenar, en un terreno cercano a la iglesia donde era prisionero, pero logra vengarse vertiendo “la pluma contra su odio”.

Pronto, los pueblos cercanos supieron la historia del hijo del pastor, por lo que aprovechó al máximo cada oportunidad, ideando todo tipo de planes para fugarse de ese oscuro lugar. Una vez, lo dejaron solo y logró conseguir el número de la embajada española de Seúl en una computadora, lo anotó en clave en su cuaderno y en seguida marcó, pero cuando los funcionarios notaron que se trataba de un menor de edad, le restaron importancia.

No pasó mucho tiempo para que lo descubrieran, por lo que recibió una paliza implacable que le dejó marcas en la cara y en el estómago, le dieron patadas, puños y terribles jalones de pelo. Desde entonces, tras ser víctima de un trato cruel y hostil, no encontró otra opción que fingir un cambio de orientación sexual y cuatro meses después, le dijo a su madre que no era gay. Realmente, Lee supo actuar y se dejó bautizar con un manto blanco para conseguir su anhelada libertad y regresar de nuevo al clóset.

Rumbo al éxito

Al cumplir los 18 años, hizo un doctorado. En ese instante, mientras organizaba su mudanza, su padre le descubrió el disco de La Terremoto de Alcorcón, por lo que pretendía nuevamente ponerlo entre la espada y la pared, pero por fortuna, Lee se fue de la casa con sus ahorros (cerca de 700 euros), que escondía en su diario.

De vuelta en Madrid, manifiesta claramente que su sueño es “ejercer de maricón”, por lo que asumió todo tipo de oficios, desde camarero hasta organizador de prendas de vestir. Su debut lo hizo en las calles y a sus 20 años, se convirtió en el músico más joven de la Orquesta Nacional de España.

Hoy en día, él mismo en escena relata su historia. Desempeñándose como solista, se despidió de la fe, sin guardar ningún tipo de rencor. Ha manifestado que perdonó a sus padres y es todo un “emprendedor social”. Es el creador de la Fundación Arte que Alimenta, destinada a proteger a los jóvenes LGTBIQ, a las mujeres víctimas de maltrato y a los niños de escasos recursos.