El pasado mes de junio, Love, Victor llegó a Hulu/Netflix/HBO (depende desde que país la veas) como un divertido drama adolescente listo para el fanfic, que era a partes iguales un romance que inducía a apretar y un interrogatorio reflexivo sobre la identidad queer.

Aunque técnicamente era un spinoff de la película de 2018 Love, Simon, la historia de Víctor, un adolescente colombiano gay que descubre su sexualidad y lucha contra ella, se convirtió en un trampolín para un nuevo elenco de personajes adorables que aportaron profundidad a sus tropos individuales de la escuela secundaria.

A ver la dos

La segunda temporada continúa con la tradición de la telenovela y de la vida real con su examen de lo que viene después del “felices para siempre” de Víctor en la primera temporada.

La primera temporada de Love, Victor terminó con el cliffhanger de Victor (Michael Cimino) besando a su enamorado Benji (George Sear) por primera vez, rompiendo el corazón de su novia Mia (Rachel Hilson), y finalmente poniendo sus sentimientos en primer lugar al salir del armario con sus padres después de que anunciaran su decisión de separarse.

  • La segunda temporada se retoma inmediatamente después de ese cliffhanger para mostrar las consecuencias de su revelación.

La serie consigue mostrar los matices de las reacciones de los padres de Victor: ambos están confundidos y lo afrontan de formas muy diferentes. Su padre (James Martínez) lucha sobre todo con cómo ser un buen padre para un hijo gay y busca el consejo de una fuente sorprendente; su madre (Ana Ortiz) trata de encontrar respuestas en la iglesia católica… lo que va tan bien como se puede imaginar teniendo en cuenta la historia de esa institución.

En cuanto al propio Víctor, su relación con Benji es uno de los ejes centrales de la temporada, así como su continua dependencia de Simon para que le aconseje sobre cómo ser un adolescente gay en el instituto Creekwood.

La segunda temporada va más allá que la primera al abordar temas como el abuso del alcohol por parte de los adolescentes, los desajustes culturales entre los hombres gays blancos y los hombres gays de color, y las aprensiones de Victor en torno al sexo, todo lo cual se toma en serio al tiempo que se mantiene fiel a las reacciones divertidas y realistas de cada personaje al crecer.

Este equilibrio se mantiene de forma experta gracias al notable tono de Love, Victor, que permite que estos temas salgan a relucir de forma natural sin que se sientan como un especial extraescolar.

Va más allá que la primera al abordar temas como el abuso del alcohol en los adolescentes, los desajustes culturales entre los hombres gays blancos y los hombres gays de color, y las aprensiones de Victor en torno al sexo.

La fuerza del reparto de Love, Victor era evidente en la primera temporada y sus historias son aún más importantes ahora que Victor está un poco menos involucrado en sí mismo (por una buena razón).

Felix (Anthony Turpel) vuelve a ser uno de los protagonistas de la serie, como el mejor amigo de Victor que desafía a sus estrellas para salir con la chica popular Lake (Bebe Wood), pero esta vez su condición de hijo de un enfermo mental conduce a una de las tramas más convincentes y desgarradoras de la serie hasta la fecha.

De forma similar, el odio a sí misma de Mia al descubrir a Victor con Benji, mientras su padre y su madrastra se olvidan de que ella es una persona importante, es igualmente perturbador.

¿Y la querida Pilar?

Esta temporada también eleva a Pilar, la hermana de Víctor, a un papel más activo en su vida social, dando a la actriz Isabella Ferreira tiempo para brillar en su propia subtrama romántica que tiene un inesperado y delicioso desenlace.

Junto a Pilar, como miembro elevado de la pandilla, está el nuevo personaje Rahim (Anthony Keyvan), un adolescente gay iraní que mira a Víctor de la misma manera que Víctor mira a Simón: el ideal gay de Creekwood que parece tenerlo todo.

Al incorporar a otro estudiante gay en el armario, procedente de una familia religiosa y minoritaria, Love, Victor da sutilmente a sus personajes la oportunidad de discutir los matices de la identidad gay en los jóvenes de color y amplía sus horizontes más allá del ideal de la masculinidad blanca queer.

Love, Victor mantiene lo que hizo grande a la primera temporada, incluyendo su calentura total y la exploración de tropos de fanfics en una IP original. Sin embargo, ahora que Victor ha salido del armario y explora realmente lo que significa ser gay, tanto la calentura como los tropos tienen más importancia y se analizan con más cuidado en esta ocasión.

Al igual que la primera temporada, la segunda termina con un cliffhanger, pero este requiere una resolución o, de lo contrario, sus fans nunca conocerán la paz. Crucemos los dedos para que Hulu/Netflix siga contando historias queer vitales… y siga con Love, Victor.