Te cuento como ha sido mi mañana; he pasado toda ella tomando café con Alejo. Y ahora te resumo la increíble conversación que he tenido con mi amigo: ”La pantalla de mi teléfono se iluminó con una notificación: “¡Felicidades! Has alcanzado 100,000 seguidores”. Sonreí, recordando el largo camino que me llevó hasta aquí. ¿Te puedes creer Frank?, tengo 28 años, y estoy impactado de cómo aprendí a monetizar en redes sociales siendo auténticamente queer.

El primer paso hacia la autenticidad

Todo comenzó hace dos años, en una calurosa tarde de verano. Sentado en mi habitación, con el corazón latiendo a mil por hora, publiqué mi primera selfie con la bandera del orgullo en Instagram. Mis manos temblaban mientras escribía la descripción: “Este soy yo. Sin filtros, sin miedo”.

El descubrimiento de mi superpoder queer

Los días siguientes fueron una montaña rusa de emociones. Algunos amigos dejaron de seguirme, pero muchos más se unieron a mi viaje. Descubrí que mi autenticidad era magnética. La gente ansiaba ver a alguien real, alguien que no encajaba en las casillas tradicionales de género.

Nacío un “femme-fluencer”

Un día, decidí grabarme mientras me maquillaba y hablaba sobre política LGBTQ+. Para mi sorpresa, el video se volvió viral. De repente, las marcas de cosméticos inclusivos empezaron a contactarme. Mi primer cheque por una colaboración llegó poco después. Era oficial: había encontrado una forma de monetizar en redes sociales.

La danza con la censura

No todo fue color de rosa. Pronto me enfrenté a las restrictivas políticas de contenido de Meta. Mis publicaciones sobre temas LGBTQ+ a menudo eran bloqueadas o desmonetizadas. Pero no me rendí. En lugar de eso, desarrollé un lenguaje en código que mi audiencia entendía perfectamente, pero que pasaba desapercibido para los algoritmos.

Un nuevo escenario: TikTok

Animado por mi éxito en Instagram, decidí probar suerte en TikTok. Creé una serie de bailes que incorporaban sutilmente gestos y símbolos queer. Para mi asombro, estos videos explotaron en popularidad. Las marcas de ropa no binaria no tardaron en llamar a mi puerta.

El inesperado giro hacia el “Silver Fox”

A medida que crecía mi audiencia, noté algo curioso: muchos de mis seguidores eran hombres gay mayores que se sentían invisibles en las redes sociales. Esto me dio una idea. Lancé una serie llamada “Consejos de Daddy”, donde combinaba sabiduría de vida con humor picante. De repente, me encontré colaborando con marcas dirigidas a adultos mayores LGBTQ+.

Abrace cada curva

Mi cuerpo cambió con el tiempo, y decidí abrazar cada nueva curva. Comencé a publicar fotos de yoga y natación, celebrando mi figura. Para mi sorpresa, esto resonó con mucha gente. Pronto, las marcas de ropa talla grande y equipos de ejercicio inclusivos querían trabajar conmigo.

La transformación drag

Inspirado por RuPaul, decidí experimentar con el drag. Documenté todo el proceso, desde mis primeros intentos desastrosos hasta mis performances más pulidas. Mis seguidores adoraron esta nueva faceta, y las marcas de maquillaje y pelucas no tardaron en notar el potencial.

Más allá de los números

Con el tiempo, aprendí que el verdadero éxito no se medía solo en dólares o seguidores. Creé una comunidad en línea donde la gente se sentía segura para ser ellos mismos. Organizamos eventos virtuales y recaudamos fondos para organizaciones LGBTQ+. Esto no solo me hizo sentir realizado, sino que también aumentó mi valor para las marcas que buscaban autenticidad.

El poder de ser tú mismo

Hoy, mientras miro esa notificación de 100,000 seguidores, me doy cuenta de que mi mayor logro no es el número en sí, sino el impacto que he tenido en la vida de las personas. He aprendido que la clave para monetizar en redes sociales como creador LGBTQ+ es abrazar cada faceta de tu identidad.

Si hay algo que quiero que te lleves de mi historia es esto: tu voz queer no es solo poderosa; es rentable. Así que sal al mundo, sé audaz, sé tú mismo, y prepárate para monetizar tu verdad en un mundo digital que anhela diversidad y autenticidad.”

¿Y no me digas que mi mañana de café y madalenas con pasas no fue entretenida?

Frank Castellanos