A principios del mes de febrero la ministra de Igualdad, Irene Montero, presentó el borrador de la Ley Trans; propuesta electoral por los partidarios de Unidas Podemos.

Como era de esperarse la misma crearía cuestionamientos de quienes históricamente se han opuesto a la diversidad sexual e identidad de género. Sin embargo, increíblemente, la pugna que se activó es entre el colectivo Lgtbi y un sector del feminismo.

Actualmente, solo 11 comunidades autónomas regulan la autodeterminación de género que van en sintonía con la del Ministerio de Igualdad

Estas son: Madrid, Murcia, Andalucía, Extremadura, Cataluyna, Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra, Aragón, Cantabria y Murcia.

El principal problema que presenta el anteproyecto son las competencias del Estado y la de las autonomías, pues esas pueden hacerse cargo descentralizadamente de la educación y sanidad, pero la Administración está en manos del Gobierno; y es justamente ahí donde entra el proceso de cambio de sexo, que es lo que más polémica ha desatado entre la población LGTBI.

Ministerio de Igualdad vs Gobierno

El Ministerio de Igualdad denunció en varias ocasiones las trabas que ha colocado Carmen Calvo, vicepresidente del gobierno de España, para que el proyecto llegue al Consejo de Ministros.

La intención de Irene Montero, es que dicha ley se aprobara antes del 8 de marzo, pero no será así, puesto que Calvo insiste que este anteproyecto necesita ajustarse a la Constitución.

Además, los ministerios involucrados Sanidad, Justicia y Educación deben manifestarse al respecto.

Lo que mantiene es stand by al proyecto mientras estas instituciones revisan la viabilidad legal y los partidos se reúnan para debatir con los colectivos LGTBI y los feministas; que mantienen desacuerdos con el reglamento.

Todo parte de la premisa de “Ser mujer”

La Ley Trans apunta a la despatologización de la transexualidad que permitirá el cambio de sexo sin realizarse previamente exámenes médicos o psicológicos.

Solamente será necesaria la declaración de la persona solicitante en el Registro Civil.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) aplauden esta iniciativa y la consideran un gran avance para su comunidad.

Recuerdan que en otros países ya existe este tipo de legislación y no han resultado polémicos, aun cuando así lo vaticinaban.

La lucha de la FELTGB se centran en dos temas principalmente: la despatologización y la autodeterminación de género.

Según las estadísticas que maneja la Federación, el colectivo Trans es el más vulnerable pues presenta una tasa de desempleo sobre el 80%.

El 10% en algún momento ha vivido en situación de calle; la mayoría ha sufrido el trauma de los trámites legales.

El colectivo Transdiversa insiste que esta comunidad solo desea decidir sobre sus cuerpos y que sus derechos no dependan de terceros.

Por esto consideran injusto se les solicite el tutelaje del Estado y los requisitos médicos.

Ley Trans destruye la lucha feminista

La Asamblea Abolicionista enfatiza que la Ley Trans destruye la lucha feminista.

Esta supone que si ser mujer es porque se siente y no por su sexo, su lucha ha sido por nada.

Hablan del “borrado de mujeres” al referirse a la eliminación del significado, social, jurídico e histórico de las mujeres cuando se toman de forma deshumanizada.

Por su parte, Mujeres por la Abolición considera que el colectivo trans solo representa el 0,1% de la población y con esta ley se perjudicará al 52%, es decir, todas las mujeres.

Este anteproyecto busca mejorar las condiciones que se encuentran vigentes en la ley de 2007.

Esta estipula que los ciudadanos españoles pueden hacer el cambio de género, siempre que muestren un certificado psicológico que respalde la disforia de género y que no existan trastornos de personalidad.

Además, quien lo solicite debe tener por lo menos dos años con tratamiento hormonal.

A las feministas también les preocupa que cualquier feminicida hombre pueda acogerse a la nueva Ley Trans y cambiar su género para ser tratado como mujer al momento de pagar la condena.

El inciso de la Ley Trans para menores

Otro de los temas que ha generado polémica entre ambos bloques y en la sociedad, es la edad para el cambio, pues, el nuevo reglamento permite el cambio de sexo sin autorización parental a partir de los 16 años.

Para Transdiversa, esta sentencia avala que los menores pudieran tener la madurez suficiente para solicitar el cambio.

Además, hay menores trans que se enfrentan a acoso en sus centros de estudios que los conduce a ausentarse de las aulas, traduciéndose en más pobreza, depresión y suicidio.

Pero, para Asamblea Abolicionista los menores son muy vulnerables a los estereotipos de género lo que pudiera confundirlos.

A su juicio, si un niño llegase a escuchar que vestir de rosa o jugar con muñecas es de niñas, podría llegar a pensar que es mujer.

Lo que esta organización quiere es que los menores se acepten y retrasar lo más posible los medicamentos, cuando estén convencidos de su decisión y que no se arrepientan en el futuro.

Ley Trans en los deportes

El debate sobre las competiciones femeninas sigue generando polémica porque el reglamento actual destaca que las personas trans que deseen competir deberán someterse a pruebas hormonales para garantizar que se juega en igualdad de condiciones y sin ventaja.

El anteproyecto actual especifica que no se les pedirá a los participantes estos exámenes de verificación de sexo y queda un velo sobre los tests hormonales.

Transdiversa apuesta por la inclusión ante todo porque el porcentaje de atletas trans es muy ínfimo.

Por su parte, Asamblea considera que hay una superioridad física en las mujeres trans que les da una ventaja enorme ante las competidoras biológicas.

Los clubes, asociaciones y Federaciones Deportivas se mantienen alertas con la aprobación de la ley pues suponen que la misma contraviene los reglamentos internacionales y además socaba la igualdad que debe regir las competiciones.

En este sentido, cabe recordar el episodio de la deportista trans, Fallon Fox, cuando fracturó el cráneo de Tamikka Brents durante un combate.

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